lunes, 19 de septiembre de 2011

ELLA QUERÍA...

Ella quería sonreír, quería no tener pereza de conocer a nadie ni de darse a conocer. Ella quería volver a confiar, dar cariño y recibirlo. Ella quería sentirse viva a través del amor, cruzar el puente de las inseguridades, evolucionar, conocerse a sí misma consigo misma y con el otro. Ella quería abrir las puertas, sacudir el polvo, ver el espejo en el otro pero no quedarse sólo en el reflejo. Quería contar, compartir, escuchar, ser tolerante, aprender...Quería querer, y no sólo querer, sino querer bien, sin apegos, sin expectativas, sin miradas ni sueños imposibles e infantiles, un querer del día a día, aceptando las pequeñas decepciones con la humildad de no saberse perfecto. Un querer al otro sin descuidar el quererse propio.
Ella quería tantas cosas...que tal vez descuidó las señales, tal vez oyó sólo la voz de lo que quería conseguir y olvidó que todo ese trabajo no puede hacerlo uno solo. Porque tal vez ella siempre soñaba. Soñaba que un mundo puede ser mejor si realmente te lo propones, soñaba con encontrar un amor sano compartido. Quizás ella soñaba con sus sueños. Quizás querer no sea suficiente, quizás el empeño no baste, quizás uno aprende y deja de querer, o quizás queriendo es como realmente se aprende. Quizás antes de conseguir lo bueno haya que aprender a distinguirlo y no querer transformar lo que encuentras en lo más valioso, porque simplemente puede que su naturaleza sea ser lo que es. Quizás sea más importante aprender esto que el propio hecho de conseguir lo que se desea.
Ella quería tener respuestas, aunque éstas fueran dolorosas, sabiendo que el sufrimiento siempre es una opción-elección. Ella quería hasta que dejó de querer y empezó a temer. Donde hay duda o miedo no hay verdad, ni respuestas. Ahora ella debe volver a preguntarse: "¿qué era lo que ella había querido?"