sábado, 28 de enero de 2012

A DESTIEMPO

Nunca mi piel reposó tan cómoda como en la orilla de tus manos,
perfecto el atisbo de mi misma a través del espejo en tus ansias.
Se borra quizás el recuerdo de lo inerte,
mas si hubo llama, hubo vida y por ello:
huella a fuego,
brasa en alma.
Una fuerza a destiempo me empuja ahora a aquel instante,
en el cual Todo era existencia que escapaba por momentos,
en el cual Todo era todo,
tal como ahora Todo es nada.
Revivirse en el recuerdo es como morir en vida,
es la agonía del amor que se convierte en nostalgia.
¿Cómo atrapar para siempre aquello que sacudió tacto, sed y entrañas
y al mismo tiempo olvidarlo para no desmerecer la vida que queda?
Así, rumbo a los adentros,
como quien mira al horizonte,
perfilo tu sombra perenne
en la delgada línea que separa mi sentir de la memoria.