domingo, 6 de enero de 2013

MENTA Y CHOCOLATE

Chocolate y menta en la barandilla de los versos que caen,
se diluye la mente en el compás del humo seco,
y se agrieta la tarde de soledades muriendo.
Chocolate en la espera excitante del amante imaginado,
y la menta en tus pupilas de sabor agridulce.
Deleite en el sólido instante hecho de tu imagen,
aunque sea sólo en pensamiento abnegado.
Chocolate y menta en la puerta de lo besos que barren,
se destila la espera en la cadencia del aire prometido,
y se arruga el abrazo contra tu mandíbula desierta.
Chocolate y menta, menta y chocolate y otra vez tu boca,
deshojando mi herida,
despojando mi tiempo de sabores malditos.
La tableta de lo oscuro y el humo prohibido,
mezcla de recuerdos de aromático verde mintiendo,
pues tu menta es más romero que albahaca,
es más engaño,
como ternura amarga.
Zaíno el humor de esta luz que desgasta,
en penumbras, sabor meditando lo ambiguo,
borrador de un abismo de mi cuerpo a tu sombra,
y el salitre de tu marcha,
cicatriz de hojalata que habla.
Mientras me saborea la demora del emigrante crepúsculo.
Menta y chocolate, compañía en el destierro de tu frío suelo,
como loza en añicos tu silencio rompiente,
mis caricias en insomnio que a duelo me reclaman.
Menta y chocolate,
consuelo de placeres que se agotan y fracasan,
como se equivocan las manos al despiste de un beso extraño.
Me queda el chocolate de lo dulce consumido.
Me queda la menta de lo fresco nacido en tu aliento.