Decir adiós es el acto más complejo. El más desierto de los actos necesarios. Así como cada bienvenida es un nacimiento, cada despedida es una muerte de lo nunca dicho, de los abrazos no dados, de las palabras en blanco suspendidas en un sentimiento agarrotado en la garganta.
Decir adiós es una película a cámara lenta sin contrato, no hay días concretos ni fechas de entrega, dura una eternidad en cada segundo, en cada recuerdo. Y nunca hay despedida sin algo de traición a uno mismo.
En la neblina del camino que siempre hay que seguir, siempre se distinguen rayos de luz, que de vez en cuando hacen resaltar alguna sombra que nos tienta a convertirnos en estatua de sal. ¿De qué depende la decisión final?
Sólo de esa palabra que dices con todo tu cuerpo, y que, por momentos, también pronuncia tu ser sin voz.
Decir adiós es el acto más complejo. Sentir el adiós es la canción más rota del alma.
Por eso no me gusta la palabra adíos, procura decir siempre hasta luego, eso me hace pensar que la despedida no es para siempre y que el adíos no existe, como dices es la muerte.
ResponderEliminarComo siempre veraz y profunda entrada.
Como dices todo lo que se desea se cumple, deseo no decirte nunca adíos sino hasta luego.
Besos
muchas veces es necesario y sano decir adios, por supuesto q conlleva un duelo y muchos vacios, pero lo proximo sera mejor.
ResponderEliminarcomo de costumbre sabes contar y transmitir bellamente los momentos, besitos Natiiii!!!!!