miércoles, 7 de noviembre de 2012

REENCUENTRO

El tiempo es un sabio que siempre va por delante de nosotros, desvelándonos sus secretos por cuenta gotas, como si no nos dejara ser conscientes de las cosas de pronto, convirtiéndonos en más sabios que él.

Dejando de pelear por esas respuestas, curiosamente, con el paso de los días salen a mi encuentro.
No debemos abandonar nunca nuestro centro. Por perdidos que podamos llegar a sentirnos, por mucho que se tuerzan nuestros planes, por mucho que fuera llueva... ahí estamos siempre, impregnados de nuestra esencia que nunca se apaga, ni siquiera cuando dejamos de existir.

A veces, en tiempos de tormenta, sólo basta con detenernos y escuchar atentamente. Pronto surgirá esa voz en nuestro interior que nos recordará que siempre hay que tomar un camino, y que da igual el que sea, lo importante es seguir caminando, los amaneceres ya vendrán a nuestra senda.

En ocasiones se nos tiene el paso y es entonces cuando miramos alrededor queriendo encontrar alguna señal que nos reoriente, así podemos caer en el error de pensar que tenemos que agarrarnos a algo, a alguien, a una circunstancia, a veces al propio dolor de nuestra alma, lo que sea con tal de sustentarnos, de descansar al menos por un momento de tener que llevar el timón de nuestro propio barco. Nos salimos de nuestro centro. Es aquí cuando realmente hemos perdido el norte. La buena noticia es que a pesar de nuestros extravíos, la brújula siempre la llevamos incorporada bajo la piel, en lo más dentro de nosotros.

Son necesarias las tormentas y los tramos a oscuras, son los que nos impulsan a seguir el camino en busca de otros territorios menos inhóspitos. Los obstáculos nos obligan a caer para vernos mejor, conocer nuestras flaquezas y los recursos que tenemos y los que nos faltan para vencerlas.

Es el tiempo el que nos ayuda en este descubrimiento, pues en el momento no entendemos nada. La rabia, el miedo, la inseguridad, la tristeza y la soledad nos echan ese pulso continuo y pensamos que no tiene sentido nada de lo que ocurre. Y es cierto. Nada de lo que ocurre fuera tiene sentido, lo que lo tiene es lo que está pasando dentro mientras andamos.

Al final quedamos nosotros, aunque no nos hayamos querido ver por mucho tiempo, aunque nos hayamos negado a nosotros mismos, aunque hayamos querido desoírnos tantas veces. Al final volvemos a ese centro, agradecidos por lo vivido, por la riqueza de este reencuentro, el más importante de nuestra vida: el reecuentro con nosotros mismos.

5 comentarios:

  1. es necesario este reencuentro para crecer,estar en armonia y ser feliz! pero no siempre es facil lograrlo...Mi querida Nati, parece que andas resolviendo cosillas importantes, jejej...besitos cuidate

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    1. Mi bella patito!! Sí, viviendo, creciendo, de todo un poco, jeje... Un beso enorme y mil gracias por tu siempre presencia llena de cariño.

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  2. Parece que se borró el comentario que hice.
    Ja ja ja bueno más o menos te decía que había hecho un ritual en tu honor para que los derroteros en esta travesía te fueran propicios, nada más fue un tequilazo y esta canción: Esta tristeza mia de Chavela Vargas!!!
    Has aplicado lo que en budismo se conoce como "pensamiento correcto en el actuar correcto"
    Mil abrazos en este feliz reencuentro contigo misma. Ya eres una más de las indestructibles!!!

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    1. Mi querido amigo!!! Ese ritual está funcionandooooo!!! jajajaja, mil gracias, se me hace agua la boca con lo del tequilazo... La energía y tu buenos pensamientos me llegan, mil gracias. No sé si seré "indestuctible", pero me sé fuertemente vulnerable, y no es desagradable. Te mando un besazo y gracias por esa bendición en forma de canción de la gran Chabela Vargas.

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  3. El tiempo pasa...nos vamos haciendo viejos.

    Un saludo

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