viernes, 27 de diciembre de 2013

ME PASA POR HABLAR

Me pasa por hablar,
sin pensar,
por hablar sintiendo,
por escucharte tapándome los oídos
pero abriendo el ombligo al pasado
¿Pasado?
¿Y por qué sigues aquí y ahora?
Mi elección favorita.
Mi perdición perpetua.
Y tus ojos entre las sábanas,
y mi mano mintiéndome de nuevo.
No es que vuelvas,
yo recaigo.
Cállate para reirte en mi risa.
Sé lo que vas a decir,
peor aún,
pienso a través de tus pensamientos.
Y me olvidas
yo recuerdo y te atraigo.
Es la respuesta burlona del universo.
Me pasa por hablar,
sin querer queriendo, como las mentiras piadosas.
Tú nunca tuviste piedad.
Es igual, nunca la pedí.
Me pasa por hablarte
y no escucharme
pero por hacerme caso.
Me pasa por gritarte que no vuelvas
aunque mi piel te invente cada día el mismo tacto.
Tu saliva.
Mi ira.
Tu vanidad y la mía retozando.
Me pasa por hablar,
como todo en esta vida.
Así que sin más, seguiré diciendo: mejor no vuelvas.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Y VUELVES

Y vuelves,
como la espiral de humo en los bulevares.
Asciendo en esa corriente de sin sabores
porque olvidé el tacto de tu lengua mintiendo,
y yo, dejándome entre jirones la luna en tus ojos.

Y vuelves,
cada vez más lejano,
el eco es un ayer muriendo en mis venas,
el eco fue tu mano y la mía corriendo por las calles.
¿Dónde quedó la sorpresa en tu cuerpo?
Por más que vuelvas, no devuelves,
ni interrogas si quiera mis ganas.

Y vuelves, para mi adiós,
aquel que era infinito hasta tu vuelta,
pero el tiempo es implacable.
Las tormentas pasan y la calma llega.
La chimenea se quedó encendida,
pero las cenizas no calientan.

Y vuelves,
como las estaciones que se persiguen,
sin saber que te saltas primaveras,
y a tu paso mis ojos se quedaron absortos en las baldosas yertas.

Y vuelves, y vuelves, ¿y qué?
Mejor, no vuelvas.



martes, 8 de octubre de 2013

CASI FUE AYER

A veces el amor es como capricho de dioses inocentes,
juguete peligroso en manos de niños inquietos.
La pasión es cosa seria cuando se despoja del cuerpo
y el espíritu reposa en retales,
roídos, harapientos,cubiertos del polvo al que volvemos.
A veces la vida se burla de las pocas cosas inmortales,
las horas pasan ante el cielo impertérrito,
y el tiempo se vuelve una cinta de color al viento.
Entre mis manos, sí,
entre mis manos,
se escurren mis propios huesos
y el aliento que llenaba de sentido el respirar.
Cubierto el techo de nubes de plomo,
nítido el beso y pesado el abrazo.
Casi fue ayer cuando soñaba con el hoy.
Presiona la ilusión como loza en el pecho,
como lo hace la mentira en quien se hace culpable.
A veces las historias se repiten sin llegar al final,
basta con el mismo comienzo
y el sabor a ceniza sin ave fénix.






sábado, 7 de septiembre de 2013

REFLORECER

Reflorecer en la mañana clara,
como quien nace a los nuevos significados de la vida.
Tu gesto amplio abarca el alma,
derrota el miedo,
calma ansias.
Incondicional es tu latido candente.
Te acompañaré en la danza de la vida.
Me reconozco por fin, y no ya en la sombra,
sino en tiernas madrugadas donde el frío se convirtió en intruso.
Vierte tus aromas de sanadora presencia
en el ombligo y vértice de mi presente.
No hay antes previos a tu risa
y celebro tu línea paralela a la mía.
Reflorecer en tu jardín sin sombras,
renacer en mi piel sin prisas,
renovar en vida el paraíso,
Sentirte amado amante, fiel amor.
Mi guía.








viernes, 16 de agosto de 2013

IN VERSOS

Ni el diablo miente mejor que tú.
Tu sonrisa hueca es la madriguera de Alicia.
Y caigo sin tiempo a pedir clemencia.
Ojalá algún pecado te borre.

Miento mejor que tus diablos.
Hueca es Alicia sin madriguera. Tu risa se dio cuenta.
La clemencia pide tiempo, aunque yo sigo cayendo.
Se borra un ojalá, y,
ese será mi pecado.







martes, 6 de agosto de 2013

FUEGO CON FUEGO

Fuego con fuego:
espiral de incoherencias,
herida sobre herida sin opción a cicatriz.
Fuego con fuego:
dos cuerpos sin noches suficientes,
un solo cuerpo de noche infinita.
Fuego con fuego:
entrañas sin raciocinio,
seducción inmediata con resaca.
Fuego con fuego:
vida en presente, es decir: vida
recuerdos para siempre: es decir: vida vivida
Fuego con fuego:
tú y yo,
yo sin fuego,
tú sin mi.

jueves, 13 de junio de 2013

ME QUEDÉ CON LO BUENO

Me quedé con lo bueno. Y aunque quizás sea más fácil olvidar cuando te agarras a lo desagradable, yo nunca serví para eso. Quizás sea una pésima estrategia la mía, pero mi corazón me agradece, hoy por hoy, no albergar ningún odio.
Me quedo con la alegría de la mayoría de los momentos, con aquel "tienes un no sé qué que parece un qué sé yo que yo que sé" (al final me lo aprendí bien), con las acampadas bajo las estrellas creyendo oír extraterrestres en la radio. Nada como compartir una sana locura despreocupada.
Me quedo con el "tirititiri" de todos los bailes, que no falte, y ese toto invisible testigo de nuestras hazañas, improvisadas casi siempre, sin importar los medios, o el lugar, todo quedaba en nuestra ganas, devoradores de vida, como una vez te definí.
Me quedo con aquella primera cita que no acabó en picadero, pero con mis rodillas temblando al bajar del coche. Y aquella otra, en la que fingimos ser dos desconocidos, pobre de ti, lidiando con mi doble personalidad, aunque Natali tampoco se quedó con las ganas de ti.
Me quedo con la flor de bienvenida a los treinta, y el carnaval de sorpresas que nos hizo tropezar en medio de tanta gente, y con tanta gente, porque costaba guardar el equilibrio, puede que fueran los rones, yo prefiero pensar que era magia.
Me quedo con aquel "wochun naren lovin yu" a voz en grito, inglés de rebajas pero sobrante de gracia e ingenio.
Me quedo con la risa siempre presente, y las noches amaneciendo a través del cristal de detrás del coche.
Las jugadas de chichón empatadas, y la pantalla de fútbol que nunca me interesó, pues sólo importaba ver el brillo en tus ojos.
El empuje, el magnetismo, la "jiribilla" que siempre te lleva a dar con todo el mundo. Mi ilusión al verte.
Me quedo con tu media sonrisa y mi carcajada contagiosa, la que alguna vez nos llevó a apoyarnos en la pared de tanto reír.
Me quedo con la arena de la playa, y el hoyo que hicimos para enterrar al rubio chico. Inocencia y ternura que cautivó mi corazón y tambaleó todos mis cimientos, pues ahora soy otra, y lo que alguna vez fue incuestionable en mi, hasta se transformó en deseo de futuro.

Me quedó con lo bueno porque llegaste y cambió mi vida. Ya no soy la misma. Y aunque a veces los finales pueden ser tan sorprendentes, convirtiéndose en aquello que jamás imaginarías, yo me quedo con lo bueno que fue más y mejor.

No hay rencor que haga sombra a todo lo que viví junto a ti. Y sé que hablo por mi. Miedo me da encontrarme contigo en la calle, porque de ser negativo me invadiría la pena, como lo ha hecho todos estos días, pero enseguida me acuerdo de tu risa y la mía, de tu espíritu fuerte, como un torbellino. Me devuelvo a tu esencia y es imposible que un mal recuerdo o una mala palabra me haga sentir algo negativo hacia a ti. Así  soy. Puede que idiota o puede que simplemente llegara a quererte.

Brindo igualmente por ese "carpe diem". Pese a todo, gracias por pasarte por mi vida, rubio.

jueves, 6 de junio de 2013

ACERCA DE TROPIEZOS

"Lo malo no es tropezar con la piedra, sino cogerle cariño a ésta" Me lo dijeron hace unos días y aún sonrío al pensar en ese momento. Tiene algo de irreal darse cuenta de que efectivamente hay tropiezos y piedras donde antes sólo veías una flor sin espinas.
Los sentidos engañan, las carencias confunden, las experiencias cambian según el momento en las que las percibes... Y honestamente cabe la pregunta: ¿qué hay o hubo de real en aquello que hoy ya es tan diferente? Después de una tormenta se ven los escombros y cuesta imaginar cómo era antes aquello que ahora sólo barre el suelo. Y aferrarse a eso es la verdadera catástrofe. Porque lo que fue, para bien o para mal, nunca volverá a ser. Lo que importa es lo que será. Lo que importa es que al final todo cambia.

Si eres de los que abandera el "carpe diem", no vale hacer un doble juego y cuando se giran las tornas, anclarte a un pasado mejor, porque eso va en contra de vivir el presente y aprovechar el momento. Una vez hecha la elección, no hay un "tú" al que culpar. Cuando se elige, sólo existe un "yo" que se hace responsable.

Así que hay que cogerle cariño al tropiezo y soltar la piedra para caminar más ligero.

martes, 2 de abril de 2013

Esos días


Hay días en los que se aprende y días reaprendidos, hay días para mirar a los demonios de frente y días endemoniados dando cabezazos en el cristal de tu ventana al mundo.
Hay días en los que el laberinto te vuelve a situar en el mismo punto de partida y sólo se puede decir: "sé que aquí ya he estado antes, ¿y qué?" (puesto que el "¿para qué?" no cabe dentro del interrogante)

Hay días que se llenan solos y días solitarios, donde ni el eco ni la sombra se detienen a escuchar quejas manidas.
Hay días vividos y pequeñas vidas en una sola hora. El desequilibrio forma parte del encanto y del castigo del encanto. No hay escala de grises para el que no está preparado para encontrarlas.

Esos días, los que se quedan a medias esperando a ser estirados, no se anuncian, no se oyen, no se ven venir, son desafiantes y no esperan recompensa. A veces, dejan sabor amargo o estela de miedo, como una adivinanza esperando a ser resuelta. Otras, se acompañan de una voz amiga que se tiende de la nada, son aquellos que saben leer en ti aún cuando tú mismo andas a oscuras.

Hay días que jamás serán recordados, imposibles huellas de polvo en el desierto de una vida. ¿Y a dónde van? No importa, porque siempre vuelven. Como vuelve el amor también.

Hay días, por el contrario, que no se borran de ningún calendario, sin importar el año. Esos días quizás nos definan los errores y los aciertos, pero tampoco bastan para dibujar un alma con todos sus matices.

Esos días, los vividos, los sentidos, los llorados, los exprimidos...son amarras al presente, lo único cierto de las historias. Y estos días, los insípidos, los solitarios, los eternos desterrados...son anclas. Sin más.

¿Elegimos los días? Que la ambigüedad conteste. Es igual pensar que sí o que no, mañana, según el día, se podrá cambiar de opinión y será perfectamente válido.

Así son eso días, estos y aquellos que fueron. Y así serán los que están por venir, una caja de sorpresas, a veces gratas, a veces falsamente inaguantables, porque nos engañaríamos al pensar que existen días insoportables, tanto como si nos engañamos pensando que se puede burlar el último día.

Esos días, donde todo gira y al mismo tiempo se detiene, pudiendo acelerarnos a nosotros por dentro paralizando, al tiempo, el paso. Esos días son perfectos y bellos, son esencia pura y compleja que nos devuelve un reflejo en el espejo aún por pulir.

Por esos días, levantar en un brindis imaginario, merecido o no, diciendo o pensando: así es la vida.

domingo, 6 de enero de 2013

MENTA Y CHOCOLATE

Chocolate y menta en la barandilla de los versos que caen,
se diluye la mente en el compás del humo seco,
y se agrieta la tarde de soledades muriendo.
Chocolate en la espera excitante del amante imaginado,
y la menta en tus pupilas de sabor agridulce.
Deleite en el sólido instante hecho de tu imagen,
aunque sea sólo en pensamiento abnegado.
Chocolate y menta en la puerta de lo besos que barren,
se destila la espera en la cadencia del aire prometido,
y se arruga el abrazo contra tu mandíbula desierta.
Chocolate y menta, menta y chocolate y otra vez tu boca,
deshojando mi herida,
despojando mi tiempo de sabores malditos.
La tableta de lo oscuro y el humo prohibido,
mezcla de recuerdos de aromático verde mintiendo,
pues tu menta es más romero que albahaca,
es más engaño,
como ternura amarga.
Zaíno el humor de esta luz que desgasta,
en penumbras, sabor meditando lo ambiguo,
borrador de un abismo de mi cuerpo a tu sombra,
y el salitre de tu marcha,
cicatriz de hojalata que habla.
Mientras me saborea la demora del emigrante crepúsculo.
Menta y chocolate, compañía en el destierro de tu frío suelo,
como loza en añicos tu silencio rompiente,
mis caricias en insomnio que a duelo me reclaman.
Menta y chocolate,
consuelo de placeres que se agotan y fracasan,
como se equivocan las manos al despiste de un beso extraño.
Me queda el chocolate de lo dulce consumido.
Me queda la menta de lo fresco nacido en tu aliento.