Me pasa por hablar,
sin pensar,
por hablar sintiendo,
por escucharte tapándome los oídos
pero abriendo el ombligo al pasado
¿Pasado?
¿Y por qué sigues aquí y ahora?
Mi elección favorita.
Mi perdición perpetua.
Y tus ojos entre las sábanas,
y mi mano mintiéndome de nuevo.
No es que vuelvas,
yo recaigo.
Cállate para reirte en mi risa.
Sé lo que vas a decir,
peor aún,
pienso a través de tus pensamientos.
Y me olvidas
yo recuerdo y te atraigo.
Es la respuesta burlona del universo.
Me pasa por hablar,
sin querer queriendo, como las mentiras piadosas.
Tú nunca tuviste piedad.
Es igual, nunca la pedí.
Me pasa por hablarte
y no escucharme
pero por hacerme caso.
Me pasa por gritarte que no vuelvas
aunque mi piel te invente cada día el mismo tacto.
Tu saliva.
Mi ira.
Tu vanidad y la mía retozando.
Me pasa por hablar,
como todo en esta vida.
Así que sin más, seguiré diciendo: mejor no vuelvas.