sábado, 18 de febrero de 2012

LA DIFICULTAD DE SER HONESTOS

De las cosas más difíciles de llevar a cabo y en las que menos estamos entrenados es en la de ser honestos con nosotros mismos. Y precisamente, toda coherencia en nuestra vida, tanto en nuestras aspiraciones, decisiones, actos, en definitiva, toda forma que tenemos de estar en el mundo depende de esta capacidad de ser honestos.
El autoengaño tiene su función que yo entiendo como una forma de protegernos ante aquello que aún no somos capaces de afrontar, bien porque nos duela, nos dé miedo, o porque dudamos de ese potencial que todos tenemos dentro para superar los obstáculos necesarios para seguir creciendo. Así, nos podemos sorprender una y otra vez pensando, diciendo, haciendo, todo aquello que no se corresponde con lo que verdaderamente sentimos, que en definitiva, es lo que importa.

Entonces resulta que, a la situación por resolver y el dolor que nos causa sentirnos "perdidos" por un tiempo, le tenemos que sumar el inmenso dolor de no estar en consonancia con nuestro propio ser al no concedernos el derecho de saber con sinceridad qué es lo que pasa en lo más profundo de nuestro corazón.

Mirar dentro con honestidad es difícil porque requiere el VALOR necesario para llegar hasta aquello que ya de antemano sabemos que muy probablemente no sepamos arreglar de inmediato, requiere HUMILDAD para reconocer que seguramente por algún tiempo hemos estado haciendo algo mal, nos hemos equivocado en algo y las medidas que adoptamos no sirvieron, y por tanto hay que buscar otras. Requiere una gran dosis de AMOR hacia quienes somos para perdonarnos el error sin juzganos, sin reprocharnos, y por último,requiere una nueva PERSPECTIVA a la que tampoco estamos acostumbrados, al menos no de una forma plenamente consciente, porque de sobra es conocido que aprendemos gracias a los errores, pero esto que racional y lógicamente admitimos sin debate alguno, luego, a la hora de la verdad, no lo sentimos ni aplicamos con convencimiento, pues si fuera así, no aparecería entonces el tan conocido miedo al fracaso.

Si admitiéramos de verdad (de nuevo, honestamente) que no somos infalibles, reconoceríamos de inmediato que equivocarnos es una estupenda y maravillosa oportunidad para evolucionar y así, entendiéndolo de esta manera, llegaríamos a la inevitable conclusión de que "el fracaso", como tal, no existe. Pero nuestro ego se agarra, se esfuerza en retener cualquier creencia, aunque nos dañe, con tal de darnos esa "importancia" que en realidad no tenemos que buscar, ni identificar, ni justificar, porque simplemente "somos", y no hay nada más importante que "ser"

¿Y cómo ser honestos? ¿Si nos duele, nos asusta y además no sabemos muy bien por dónde empezar? Quizás no haya fórmula magistral. Quizás el camino de las preguntas y no el de las respuestas sea el que nos enseñe a poner en práctica todo aquello que nombramos antes: valor, humildad, amor por uno mismo y nueva perspectiva...Quizás la pregunta no sea cómo ser honestos, ni cuán difícil nos pueda parecer serlo, quizás la pregunta sea ¿nos queda otra forma mejor para conseguir ser felices que no sea a través de la coherencia que nos otorga el ser honestos con nosotros mismos?

4 comentarios:

  1. Buenas noches Natalia, debuto en tu blog. Entiendo buena parte de tus párrafos, solo que mi criterio lo quiero dejar en manos de un relato que hace un tiempo leí y que reproduzco fielmente. Su título y reflexión la pongo tal cual...

    EL PICADOR DE PIEDRAS (cuento de origen japonés)

    "Cuentan que un humilde picador de piedra vivía incomodo en su pobreza, siempre anhelaba con deseo convertirse en un hombre rico y poderoso. Un buen día expresó en voz alta su deseo y cuál fue su sorpresa cuando vio que se había hecho realidad, se había convertido en un rico mercader.

    Esto le hizo muy feliz hasta el día que conoció a un hombre aún más rico y poderoso que él. Entonces pidió de nuevo ser así y su deseo le fue también concedido. Al poco tiempo se cercioró de que debido a su condición aparecieron muchos enemigos envidiosos y sintió miedo.

    Cuando un día vio cómo un feroz samurái resolvía las divergencias con sus enemigos, pensó que el manejo magistral de un arte de combate le garantizaría la paz y la indestructibilidad. Así que quiso convertirse en un respetado samurái y así fue.

    Pero, aún siendo un temido guerrero, sus enemigos habían aumentado en número y peligrosidad. Un día se sorprendió mirando al sol desde la seguridad de la ventana de su casa y pensó: "él sí que es superior, ya que nadie puede hacerle daño y siempre está por encima de todas las cosas. ¡Quiero ser el sol!".

    Cuando logró su propósito, tuvo la mala suerte de que una nube se interpuso en su camino entorpeciendo su visión no pudiendo hace nada para apartarla y pensó que la nube era realmente poderosa y así era como realmente le gustaría ser.

    Así, se convirtió en nube, pero al ver cómo el viento le arrastraba con su fuerza, la desilusión fue insoportable. Entonces decidió que quería ser viento. Cuando fue viento, observó que aunque soplaba con gran fuerza a una roca, ésta no se movía y pensó: ¡ella sí que es realmente fuerte: quiero ser una roca! Al convertirse en roca se sintió invencible porque creía que no existía nada más fuerte que él en todo el universo.

    Pero cuál fue su sorpresa al ver que apareció un picador de piedra que tallaba la roca y empezaba a darle la forma que quería pese a su contraria voluntad. Esto le hizo reflexionar y le llevó a pensar que, en definitiva, su condición inicial no era tan mala y que deseaba de nuevo volver a ser el picador de piedra que era en un principio".

    Un abrazo compañera.

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    1. Muchísimas gracias Aarón por tu visita y por este regalo de relato que encierra una bella sabiduría. Sin duda, honestidad es sinónimo de ser uno mismo. Me ha encantado. Un fuerte abrazo para ti también.

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  2. Holass Nati!!!! concuerdo contigo, pero supongo q todo comienza x casa y si uno no es honesto consigo mismo, dudo q pueda con los demas, el tema es el xq no puede...me parece q hay muchas personas q no tienen vida propia, xq no se animan, o no se comprometen o baja estima ...tantas razones fijate para no ser honestos...muy buena entrada para reflexionar y crecer, besitos dulzura

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  3. Hola Nakrama, ¡cuanto tiempo sin leer una entrada tan interesante!, me he deleitado leyendo tu entrada, me interesa muchoel tema que tratas en la misma.
    Valor, humildad, amor, perspectiva, cuatro palabras claves en tu entrada, las cuatro importantes para la autoestima, para amarse a uno mismo, como bien dices en ella, creo que sí se puede conseguir si uno se aprecia lo suficiente para ello, si se está contento con uno mismo, con lo que se hace y con lo que se quiere.
    Hablas en esta entrada de las dificultades para ser honestos, creo que yo, hasta la fecha, no he tenido ninguna, siempre he resguardado mi dignidad y mi honestidad de todo y de todos, los tengo intactos, puedo decirlo con la cabeza muy alta, y estoy muy orgullosa de ello.
    Por eso me ha gustado tu entrada, porque es posible conseguir lo que expresas en ella, con honestidad se va a todas partes y se llega a ser plenamente feliz.
    Felicidades por tan estupendo consejo.
    Besos, hasta pronto querida Nakrama

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